El árbol de Ardilla Roja En el supermercado, el carro de la compra empujado por dos manos firmes enfilaba el pasillo con determinación. La persona que lo guiaba sabía lo que buscaba, lo tenía muy claro, sus deseos no eran ambiguos; iba a comprar fruta. Le apetecía comer fruta, por tanto se dirigía al expositor de la fruta. Al llegar a él, se paró y con mirada escrutadora e intensa, hizo un primer análisis de lo que veía: toda la fruta estaba muy apetecible. Pero su mirada se detuvo en lo que tenía en la mente: una hermosa manilla de plátanos. ¡Eran una maravilla de plátanos! Como los había imaginado: grandes, gordos y bien proporcionados. Se atrevió con las yemas de los dedos a tocar uno; lo encontró duro y consistente. Aún no estaban maduros, pero se conservarían mejor. No le gustaban los plátanos fofos. Los prefería tal como estaban, duros y todavía verdes. Pasados unos días, estaran maduros. Leyó la pegatina que tenía pegada la manilla, se tranquilizó y relajó eran de Canarias. S
Comentarios
Un abrazo
Si son vacaciones...que la pases bien...
abrazos y saludos
recibe mis deseos fraternos desde el pedacito de sur donde vivo,
felicidades para ti y tus seres queridos
Un abrazo.
P.d
me gustaría también que este año te sumaras con lo de la tarjeta navideña. Ya somos 54!
Felices días. Un abrazo y un chocolate caliente con nata y un chorrito de buen whisky para alegrar!
Besos!
Lo mismo digo y que te acompañe Fortuna.
Um forte abraço
oa.s