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Mostrando entradas de marzo, 2012

"DIFERENTE"

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Aquella tarde, papá, regresó a la tumba entristecido, pues nada había cambiado y todo seguía igual. Los mercaderes de sueños y promesas incumplidas, una vez más, habían vuelto a mentir. En su lecho de muerte le habían prometido que su ser más querido, recibiría de la sociedad protección, cuidados y cariño. Bien sabe Dios que fui su vida, su bandera y horizonte. Pero tras su marcha seguí siendo el ser diferente que estorba, que nadie ayuda y que por mala conciencia rehúyen. Algunos dicen que soy una bendición y otros, que diferente a la mayoría de los niños.

"FRAU GOLDBLUM"

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Adoraba el nimio placer de los rayos de sol en su cara, a su edad, pocos eran ya los placeres que la vida le ofrecía. Frau Goldblum (Rebeca para sus íntimos), adoraba por encima de todo  tomar sol, sentada en un banco en el parque. Ésta simple situación, le daba una paz y una libertad espiritual que nunca había tenido. Estática, inmóvil, con los ojos cerrados, reflexionaba sobre lo acontecido años atrás.  Los transeúntes  observaban extrañados a la dulce señora que no movía un musculo de la cara, pero que evidenciaba un duro sufrimiento. Durante muchos años, la fijación era la misma y se repetía en su cabeza continuamente; que un gesto de amor no era eximente de nada. Desde el mismo momento del suceso ya se había arrepentido, pero el mal ya estaba hecho. Jamás  podría perdonarse haber delatado a su gente.

"Historia de una obsesión"

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Al subir las escaleras de su casa, lo primero que veía era la figura del gato negro con mirada verde oliva, que siempre la observaba intensamente. Los primeros días, le restó importancia al suceso.  Pensó que sería la mascota de algún vecino y, se tomó la situación medio en broma. Hasta intentó hacerle una carantoña al minino, que éste abruptamente rechazó. Pasados algunos días, al llegar al portón de su casa, vio en el muro de la terraza al gato. Su porte era arrogante y siniestro. Observó que la examinaba hasta en los menores detalles, haciéndola sentir ridícula. No lo había sentido nunca, pero a raíz del nuevo incidente sintió un miedo atroz. A partir de ese momento, empezó a sentir desconfianza hacia el animal. Debido a la situación que vivía, decidió cambiar de residencia. Pasados unos meses,  relajada tomaba café en el mirador  La Paz. Mientras tanto, disfrutaba del magnífico día observando a los transeúntes, que paseaban en la parte baja de la playa. También se fijó en