"Una fruta tentadora"
En la huerta, la platanera, se sentía feliz. Era una buena huerta. Buena tierra, agua en abundancia y primorosamente abonada. Se desarrollaba muy contenta, había tenido suerte. El trozo de terreno donde se hallaba ubicada, en la finca La Paz, era perfecto. Tenía el calor adecuado, buena luz solar y los alisios muy suaves. Era de la zona del valle, con mejor clima. Sus hojas largas, grandes y muy verdes, lo verificaban. Sus plátanos se podrían desarrollar con alegría y sanos. Muchas veces, a los peones de la finca, les había oído comentar: " ¡Qué cómo ese plantón de platanera no había ninguno! ". Cosa que la regocijaba. Le estimulaba pensar que sus plátanos serían los mejores, sólo de pensarlo se llenaba de orgullo. Justo en ese momento, el brote de la bellota era incipiente. Era consciente que en unos meses, todo cambiaría transformándose en una exuberante piña. Tendría que esperar un poco, ya conocía el proceso y era laborioso, aún no había llegado a la fase de despunte, de ...