Justo en el preciso instante en que me senté delante del ordenador, lo primero que me vino a la mente fue una reflexión muy precisa: “que fácil nos resulta escribir sobre los demás y, que complicado cuando intentamos escribir cosas de uno mismo” Al recordar e intentar plasmar en el papel recuerdos y vivencias del pasado, el rubor nos recorre invadiendo las partes más intimas de nuestro ser, lo que nos hace sentir desvalidos y desprotegidos por hacer público nuestras cosas más personales. Pero soy de la opinión que secretos los justos. Aunque parezca una contradicción. La historia que es vivida en primera persona, la debe de narrar la afectada y no tercera persona que la puede desvirtuar. La que la vive debe tener el tacto suficiente para no involucrar, para que nadie salga perjudicado y pueda tener problemas por ello, pero al mismo tiempo que sea una historia lo más veraz posible. Toda historia buena o mala, intrínsecamente tiene algo que puede interesar y por tanto ayudar a los...