" Una amistad peculiar "
Me llamo Sofisma, y hasta ahora, siempre había pensado que era un hombre normal; muy cotidiano y rutinario. Nada extraordinario.
Hablando el otro día con unas personas, salió el tema de las amistades. Y yo, sin pensarlo dos veces, con esa ingenuidad que me caracteriza, les he comentado que el mejor amigo que tengo, es un espejo.
A decir verdad, no me gustó para nada la expresión que les vi en sus ojos, y de la manera tan extraña que me miraron. O tal vez, sea cosa mía, de ver cosas donde no las hay. Me quedó la duda. Y me puse a pensar: ¿ Será algo anormal tener este tipo de amistades? Lo reconozco, que soy como muy personal en todas mis cosas, incluso en las amistades. Por otro lado, no considero que sea un rasgo diferencial, sólo son detalles de elección. ¡ Pero lo juro ! Se me quedó la mosca detrás de la oreja.
Lo conocí en el cuarto de baño. De esto hace algunos años, si no recuerdo mal recién salido de la pubertad. Nos conocimos ocasionalmente y sin pretenderlo. Tal vez, posiblemente, ese día estaría algo deprimido, y seguramente necesitaba el consuelo y la ayuda de alguien.La verdad es que no lo sé con absoluta certeza, pero probablemente sea así. La memoria no es igual al pasar el tiempo, pues tiende a desvirtuar los hechos, pero supongo que es así.
Todo empezó con una simpleza, un simple afeitado. Al principio, yo había notado al mirarme en él, que tenía cara de buena gente. Aunque a veces, las apreciaciones rápidas engañan, no me equivoqué, fue una buena corazonada.
Era el tipo de amistad que sabía escuchar y ser discreta, cosa que a mi me encanta y valoro mucho como una buena cualidad para cimentar una buena amistad. Con el paso del tiempo, la amistad se ha consolidado. Se ha fraguado una relación de mucha sinceridad, sin tapujos, y de las que a veces de tanta transparencia duele. Muchas veces, cuando pienso en el tema, me quedo perplejo. Cómo es posible qué con el tiempo transcurrido, todavía seamos amigos. Muy a menudo, oigo a mis conocidos hablar de sus decepcionantes amistades. De como les han defraudado y traicionado, y de lo poco fiables que son. Pues según ellos, depositaron toda su confianza, y al poco tiempo, de dieron cuenta que no eran de fiar.
Afortunadamente, con mi amigo no tengo ningún problema de esa índole, la fiabilidad me la demuestra cada día.
Hablando el otro día con unas personas, salió el tema de las amistades. Y yo, sin pensarlo dos veces, con esa ingenuidad que me caracteriza, les he comentado que el mejor amigo que tengo, es un espejo.
A decir verdad, no me gustó para nada la expresión que les vi en sus ojos, y de la manera tan extraña que me miraron. O tal vez, sea cosa mía, de ver cosas donde no las hay. Me quedó la duda. Y me puse a pensar: ¿ Será algo anormal tener este tipo de amistades? Lo reconozco, que soy como muy personal en todas mis cosas, incluso en las amistades. Por otro lado, no considero que sea un rasgo diferencial, sólo son detalles de elección. ¡ Pero lo juro ! Se me quedó la mosca detrás de la oreja.
Lo conocí en el cuarto de baño. De esto hace algunos años, si no recuerdo mal recién salido de la pubertad. Nos conocimos ocasionalmente y sin pretenderlo. Tal vez, posiblemente, ese día estaría algo deprimido, y seguramente necesitaba el consuelo y la ayuda de alguien.La verdad es que no lo sé con absoluta certeza, pero probablemente sea así. La memoria no es igual al pasar el tiempo, pues tiende a desvirtuar los hechos, pero supongo que es así.
Todo empezó con una simpleza, un simple afeitado. Al principio, yo había notado al mirarme en él, que tenía cara de buena gente. Aunque a veces, las apreciaciones rápidas engañan, no me equivoqué, fue una buena corazonada.
Era el tipo de amistad que sabía escuchar y ser discreta, cosa que a mi me encanta y valoro mucho como una buena cualidad para cimentar una buena amistad. Con el paso del tiempo, la amistad se ha consolidado. Se ha fraguado una relación de mucha sinceridad, sin tapujos, y de las que a veces de tanta transparencia duele. Muchas veces, cuando pienso en el tema, me quedo perplejo. Cómo es posible qué con el tiempo transcurrido, todavía seamos amigos. Muy a menudo, oigo a mis conocidos hablar de sus decepcionantes amistades. De como les han defraudado y traicionado, y de lo poco fiables que son. Pues según ellos, depositaron toda su confianza, y al poco tiempo, de dieron cuenta que no eran de fiar.
Afortunadamente, con mi amigo no tengo ningún problema de esa índole, la fiabilidad me la demuestra cada día.
Comentarios
¡Mis felicitaciones!
Volveré a visitarte.