"INEQUÍVOCO"
Al llegar a la puerta de la habitación, estaba muy intranquilo y el corazón le palpitaba. No sabía lo que podía encontrarse allí. Asumió el riesgo y tocó suavemente. Desde su interior, una voz cultivada y agradable le autorizó a que entrase,- indicándole que tenía que dejar la bandeja con el té junto a la maquina de escribir-.
El camarero inmediatamente entendió el grado de locura de la Dama; hablaba con sus personajes y el ruido lo producía su maquina de escribir. Era escritora.
Comentarios
Saludos.
Pero es que de poetas y locos....BESOTES.
IGual me estoy metiendo en "camisa de oncevaras", el peligro de agregarme, jeje.
Un saludo desde los mares de Extremadura