SÁBADOS LITERARIOS de Mercedes
"El testamento de Don Genaro"
Nadie de los que vivían allí, no tenían ni la más remota idea de quién era la nueva persona, que había llegado para instalarse junto a ellos en el pueblo. Simplemente conocían un dato, había comprado la panadería y la estaba restaurando. Según decían los documentados, los que más sabían, iba a ser el nuevo panadero.
En el pueblo se desataron los rumores y las especulaciones sobre la procedencia y fortuna de Don Genaro; el nuevo habitante del pueblo. Muchas de las malas lenguas, venenosas y muy largas, empezaron a moverse. Comentaban que no era trigo limpio y, que se había hecho con una gran fortuna traficando en un país de América del Sur. Que sabían perfectamente de su procedencia y el país donde había vivido antes, por su acento y manera de hablar. Había llegado al pueblo huyendo y, a refugiarse de unos narcotraficantes que lo querían matar, y al mismo tiempo aprovechar para blanquear su dinero. Como siempre, nadie había contrastado ni verificado la información, pero el rumor se extendió como la pólvora.
Los años pasaron y la vida en el pueblo transcurría dentro de los parámetros normales. Los parroquianos aceptaron con muchos matices y bastante tiempo, el asentamiento y convivencia del foráneo panadero.
Don Genaro era un hombre muy trabajador, tranquilo, amante de Dios y muy reservado con su vida privada. Con el paso del tiempo y su manera de ser con los demás, empezaron a granjearles tímidas respuestas positivas de la ciudadanía. También colaboró mucho en ello, su buena relación con Don Mauricio, el cura del pueblo.
Pasados algunos años dedicado por completo a este digno oficio, decidió que ya había llegado el momento de echar el cerrojo y tomarse un merecido descanso en forma de jubilación.No se molestó en notificar a nadie su decisión, y oficialmente nada dijo del motivo de su cierre. El rumor se disparó, comenzando a circular por todo el pueblo de que Don Genaro había muerto, explicándose unos a otros de esta forma el cierre de la panadería.
Unos decían que había testado a favor de los habitantes del pueblo, y que lo había hecho a partes iguales. Argumentaban que lo había hecho así, por el agradecimiento personal que sentía por todos, por el trato tan bueno que había recibido años atrás. Otros decían que se lo había dejado todo a la Iglesia y al cura Don Mauricio, cosa que el cura nunca verificó que fuera cierta, pero que tampoco en su momento desmintió.
Tan lejos llegó el rumor que cuando llegó a los oídos de Don Genaro, no tuvo más remedio que colgar en la fachada del inmueble donde se ubicaba la panadería, un cartel con el siguiente mensaje: "Cerrado por jubilación. Estoy vivo gracias a Dios. Todavía no he testado. Que le den por culo a las malas lenguas”. Firmado: Genaro.
*Si deseas disfrutar un ratito en buena compañía,excelente música y más relatos para leer; lo puedes hacer en: "Paseos por el alambre"
*Si deseas disfrutar un ratito en buena compañía,excelente música y más relatos para leer; lo puedes hacer en: "Paseos por el alambre"
Comentarios
Abrazote
un abrazo de sábado en viernes :)
Feliz fin de semana
saludos
(armida)
Muy bueno, Balango.
Un abrazo de tomate con anchoas (en el Cielo lo preparan para "morirse").
Gracias por participar.
Un saludo,
Tèsalo
De nuevo muy bueno!
Besitos
Besotes.
Paola.
Un abrazo
Un beso
saludos!
Curiosa reacción esa la de los pueblos, en una capital, Genaro (sin Don) huebiera pasado desapercibido y nadie hubiera notado su ausencia, los pueblos tienen eso, son próximos y entrañables. (o no)
Al final Genaro les dio lo que se merecían.
Divertido, irónico, sano, y sin difunto a la vista. Felicidades, bsito, natalí
Enhorabuena.
Un abrazo de Mar
balang0, n0 creas que estas tan lej0s de la realidad res'ect0 a l0s chism0rre0s de un puebl0. te l0 dig0 desde un puebl0 de zam0ra d eun0s 600 habitantes. y se l0 que me dig0.
garciasssssss¡
ah te dej0 el relat0 que me hubuera gustad0 dejar en primer lugar...
disculpa esta 0tra lectura...
Elí, Elí, ¿lemá, sabactini?
el clavo en la muñeca derecha. el clavo en la muñeca izquierda. el clavo en los dos pies. y una corona en la frente, altiva la corona, el rostro caído. en el pecho, la última lanzada. y por el cuerpo, recuerdos de látigos con púas y bolas con púas. por el camino, tres caídas y las rodillas destrozadas y el travesaño en los hombros. ahora a punto de morir.
elí, elí, ¿lemá sabactani?
ya no me escuchan, padre. ahí abajo ya no me escuchan.apenas si me oígo el respirar. apenas si escucho el bombeo del corazón. siento el miedo. las piernas apenas si pueden ya conmigo. los brazos se me han ido. no los siento. los ojos van en busca del vidrioso. padre,apenas si me siento.miedo. siento realmente miedo. escucho llantos. curiosamente no es el mío. y a pesar de todo, tengo miedo. la cabeza piensa.hablo por dentro. los labios, la boca, la lengua no me responden. se acerca la muerte.
¿padre, estás seguro de dejo bien atado mi trestamento?
Ah, te aviso que dejé algo en mi blog por favor pasate por alla, te espero.
un beso
Divertido tu texto.
Los que vivimos en un pueblo pequeño sabemos de eso bastante. Aquí te conocen hasta por los pasos.
Pero, bueno, también tiene sus ventajas.
Un abrazo.
Pdt. Ya acaba el curso y espero tener más tiempo para visitarte más a menudo.
Feliz finde.
un cuento a propósito del testamento, de lo más entretenido y un merecido final.
Esto de los testamentos da para tantas expectativas....jajaj un abrazo.
He disfrutado leyendote, qué le den a las malas lenguas!
Saludos,
Juanma
Suerte en el concurso.
Te digo lo mismo que a Alfredo.
Has hecho un buen relato del testamento, pero no tuyo sino de D.Genaro.
Se ve que os da algo de yu-yu esto del testamento propio ¿no?
Besitos
Que le den a las lenguas viperínas
Un saludo!
La avaricia
Buen relato.
Un besito
Un relato muy entretenido Balamgo con una redacción impecable.
Un abrazo.
Maat
Un abrazo cariñoso para todos.
balamgo.
Un abrazo de la coordinadora de neveras móviles...