Sábado Literario - Historia de mis muebles
La mecedora
Sin duda ninguna, Agosto había sido un mes nefasto. No le había traído nada bueno, todo lo contrario, llegó cargado de cosas negativas. Por si fuera poco, casi simultáneamente se quedó sin trabajo y sin pareja.
Lo primero que se dijo: es que no debía deprimirse y no pensar en cosas extrañas. Tenía que ser fuerte y positivo. Sólo tenía que darse un poco de tiempo, para enfriar la cabeza y no tomar ninguna decisión precipitada. Por algún lado, ya vendría alguna solución; puesto que si una puerta se cerraba, ya otra se abriría.
Le agobiaba estar mucho tiempo en casa y se acostumbró a dar largos paseos, que le servían de alivio y terapia para sus problemas. Cuando paseaba, analizaba una y otra vez, la situación que le había tocado vivir, y se preguntaba el por qué le había tocado a él. Llegando a la conclusión que debía ser un problema coyuntural, un cúmulo de situaciones adversas, con un final nada feliz, y uno más de los miles de casos que había por ahí. Con el paso del tiempo, se fue serenando y asimilando su nueva condición; de hombre sin trabajo y desparejado.
No había dormido bien la noche pasada, se encontraba algo raro por la mañana y pensó que el día se le podía complicar un poco. Pensó que no iba a agobiarse más de lo necesario, y tenía que tratar de olvidarse aunque fuera unas horas de su problema. Sin pensárselo dos veces, se enfiló hacia la calle, y estando en ella empezó a encontrarse mucho mejor, el aire que respiraba era tonificante y milagroso.
La calle Barranquillo siempre le había gustado. La diversidad de tiendas que encontraba a su paso, su barroquismo y, la gente que pululaba en ella le fascinaba. Le entretenía y disfrutaba de todo con placer, entraba en cada una de las tiendas y lo observaba todo, recreándose con deleite en lo que ellas podía encontrar. Por encima de todas, había una que le encantaba, le atraía como un poderoso imán y pasaba más tiempo allí contemplando todo lo que había dentro. Era una tienda de muebles de segunda mano. De entre todos los muebles que se encontraban allí, sentía verdadera veneración por una mecedora antigua.
Desde la primera vez que la vio, sintió un irrefrenable deseo de comprarla, de hacerla suya. Inmediatamente pensó que tenía que ser para él, no podía ser para otra persona. Por otro lado, le daba la impresión que la mecedora, ya había elegido dueño. Era una sensación que no adivinaba a comprender ni explicar, tampoco el inusitado interés que sentía por el mueble en especial, y el ansia de posesión irrefrenable que sentía para conseguirla a toda costa. Parecía que se había vuelto a enamorar de una mujer.
Cundo llegó a casa cargado con ella, la puso en su sitio preferido del salón, parecía que toda la vida había estado allí, que era su espacio natural de siempre. Al compararla con los demás muebles, destacaba por encima de todos, no tenía rival. Lacada en negro, llena de preciosas filigranas en toda su forma, sin duda era una pieza única y espléndida.
Nunca imaginó ni por asomo, la cantidad de sensaciones placenteras que le provocó sentarse por primera vez en la mecedora. Al compás de su dulce balanceo, se relajó como nunca y cerró los ojos. Unas manos preciosas le acariciaban y abrazaban como nunca lo habían hecho. Le transportaban a un mundo de sensaciones inimaginables e inigualables, y que nunca había experimentado ni conocido. Le daba mucha pereza abrir los ojos, no quería que se evaporase lo que le estaba sucediendo, quería disfrutarlo el máximo de tiempo posible. Pensó que aunque abriese los ojos, el efecto placentero no se iría y podría conseguir disfrutarlo todos los días. Abrió los ojos y lo primero que vio muy cerca de su cara, fue una horrible calavera que lo miraba fijamente, con una sonrisa sarcástica en su boca desdentada.
Comentarios
Me ha gustado mucho sobre todo por lo inesperado del final que me ha sorpendido
Un beso de Mar
Imprevisto final, muy bueno jejeje!
Saludos!
Una invitación al sueño, aunque se convierta en pesadilla, en argumento para lo que has escrito.
!Los muebles! dan para muuuucho, lo veo.
Evocadora descriprción , aunque vaya aparejada con sueño terrible y eterno de la nada.
Felicitaciones, bsito, natalí
Me gustó el relato y vi con toda claridad la calavera, me resultó familiar, como si hubiese leído algo parecido con anterioridad; pero no soy capaz de recordarlo.
Un saludo, y como nos muestras, que nadie nos despierte de nuestros sueños.
Me asusté pero me gustó, muy bueno.
un beso brrrr!
Por cierto,estoy participando en un concurso con ese nombre....un microrelato entre otros 550...creo..pero bueno, el intento se hace...
UN ABRAZO
El relato ha estado muy bien contado, nos has llevado a una situación de relax y placer con el vaiven de la mecedora, y de repente,zas, la muerte.
Yo soy un poco-bastante reacia a las calaveras, y este final tan inesperado me ha descolocado.
Un besito
He visto sillones mantis religiosas, devoradores, pero a la dulce mecedora la pintan buena, de abuelitas haciendo calceta, de recuerdos, ésta tuya lo tienta lo balancea y al final !la Parca in person!
Final sorprendente, inesperado, divertido, Balambo, !salves! natalí
Me ha recordado la peli de Berlanga "Tamaño natural"
Relato "in crescendo" con una última línea que te despierta y te arroja al precipicio.
Abrazos
Pero por el exceso de caracteres, te voy a cobrar dos tickets como penalización.
Un beso.
¿Era el espíritu del anterior propietario? ¿o es que el protagonista tenía un espejo enfrente? ¡¡Qué susto!!
Un abrazo y buen fin de semana
Seguro que en otra situación hubiera pasado de la mecedora, pero en la situación que se encontraba fue como un pequeño respiro.
Saludos.
Es una historia fantástica y sobre todo con un final inesperado.
Un abrazo
Con lo que me había alegrado de que a tu protagonista le hubiese salido algo bien. ¡Vaya final de histoira! Espero que sólo fuera un mal sueño.
Interesante relato.
Un abrazo.
Maat
Con lo que me gustan a mí las tiendas de antigüedades creo que ahora pasare de largo.
Muy buen relato y final inesperado.
Sigo helada, ja, ja…
UN besote grandísimo.
Paola.
Y0 C0N UN CADAVER Y UN ATAUD...Y TU C0N UN CADAVER-ESQUELETIC0-???
SI TE APETECE N0S JUNTAM0S EN EL CEMENTERI0 DE MI PUEBL0, VEZDEMARBAN PARA MAS SEÑAS,ZAM0RA PARA MAS AMPLITUD, Y SALUDAM0S A ALGUN GILIP0LLAS MUERT0...GILIP0LLAS P0R QUE N0 SE C0M0 S EL0 PASAN ALLI¡¡¡
SALUD0S, ABRAZ0S, BES0S.
Original y sorprendente.
Un abrazo
MUy bueno
Saludos
buenazo,fraterno abrazo
Excelente relato. Se deja uno llevar por el devenir de la historia y se percibe en el ambiente generado que la vida no es más que un golpe de balaceo y se acabó.
Un abrazo
Se me ocurre, que tras el final de un ciclo se ha de renacer gracias a otro. El vaivèn de una mecedora, por lo demàs sin duda tiene algo de pèndulo, es de ida y de retorno.
Tèsalo