Vivencias de Greta.
Elegí un buen día para ir a la cafetería Paraíso a tomar café. Sentada en la minúscula mesa, al borde del paseo del acantilado ubicado en la parte alta de la ciudad. Me distraía observando el ir y venir de la gente moviéndose de un lado para otro, haciendo sus cosas, mientras me fumaba un aromático café creme holandés
Encontrándome ensimismada en mis pensamientos, no noté la presencia del camarero que traía la tarta de manzana y el café largo que había pedido un momento antes. Reclamó mi atención amablemente y puso encima de la mesa lo que le había pedido. Amablemente le agradecí el servicio y me puse a remover el azúcar de la taza de café.
Distraídamente removía parsimoniosamente el café con la pequeña cucharilla, mientras que al mismo tiempo, por encima de las gafas de sol, miraba de una manera indefinida hacia la escalinata que tenía enfrente. Me llamó poderosamente la atención alguien que bajaba la escalera. Lo contemplé extasiada disfrutándolo y siguiendo hasta el más mínimo detalle sus movimientos rítmicos y acompasados, que irradiaban sensualidad, todo el cuerpo con aspecto deportivo que la bajaba. Sin lugar a dudas, era el complemento perfecto para cualquier tarde después del café. Pero al mismo tiempo pensé: “no está hecha la miel para la boca del asno”
Casi me da un pasmo al ver que semejante monumento, cogía una silla próxima a mi mesa y se sentaba enfrente de mí. Intenté por todos los medios, hacerme la distraída y que él no notase que lo observaba. Aunque discretamente seguía haciéndolo. Al mirar de reojo y verlo sentado a horcajadas frente a mí, con esa postura erótica y sugerente, casi me pasa como el radiador del coche; que por exceso de calor sale el agua a borbotones.
Tremenda fue mi sorpresa, al percibir que clavaba su mirada en mí. Miré de izquierda a derecha, para comprobar que no era una ilusión mía, y que el destinario estuviese por allí cerca, pero verifiqué que no me confundía y era para mi persona.
Teniéndolo tan cerca, no pude reprimirme de hacerle un estudio más exhaustivo. No sobrepasaba los treinta años y sin ser una persona guapa, tenía un punto de atractivo muy interesante, irradiaba sensualidad por todos los lados. Lo reconozco y lo digo sinceramente, muy deseable.
Mientras me fumaba otro purito, elucubraba sobre lo conveniente o
inconveniente de la situación. Asaltándome una duda moral. Si era legítimo
que una señora de más de cuarenta años, se comportara como una adolescente, viviendo una tesitura y situación de comportamiento no muy acorde con su edad, según los cánones sociales establecidos. Aunque no recordaba haber vivido una situación tan placentera y semejante en muchos años, y que me hacía sentir más joven y genial.
Tan ensimismada estaba en mis cavilaciones, que prácticamente no me di cuenta que se acercaba a la mesa, y con mucha discreción me dejó un papelito encima de la mesa, obsequiándome con una gran sonrisa.
Antes de abrir y leer la nota, ya presentía el contenido de la misma. En ella había escrito su nombre y número de teléfono. Escribiéndome a continuación: “por favor, no dejes de utilizarlo y llámame”
Comentarios
Un beso.
Yo me hubiera acercado hasta tí,te pediria permiso para sentarme a tu lado y nada de dejar una nota...un saludo
!Sorpresas nos da la vida, ay, ayy!
No debemos despreciar estos momentos a la edad que sea, si la belleza está para verla sin tapujos, y no cabe menospreciarse a una misma, porque nunca se sabe.
Ánimos a marcar el númerito y...
Un cafelito muy sabroso Balamgo.
Saludos.
Un abrazo,y disfruta todo lo que puedas que son dos días.
Me encantò leerte
Te saludo desde Cali-Colombia
La vida son tres días y dos ya están vividos, a disfrutar.
Besos Balango.
This place seems very pleasant !
Bye**
Muy agradable de leer.
saludos fraternales
deletrasarte
Saludos.