El sueño de Ancor
Había pasado una noche terrible. Se despertó sobresaltado a consecuencia del sueño que había tenido. No entendía nada de lo sucedido, ni tampoco el significado de lo soñado. Por su condición de Achimencey (noble), pensó que lo mejor era contárselo a su padre.
Ancor era el segundo hijo varón del Mencey Sunta, que gobernaba el menceyato de Adeje. Tanto sus hijos como su tribu le respetaban y veneraban, pues le consideraban un hombre muy versado y de gran experiencia.
Mientras Ancor narraba a su padre lo acaecido en su sueño, le observaba profundamente en todas sus reacciones. No pudo discernir nada de lo que pensaba, sólo pudo notar cierto matiz de preocupación en sus ojos. Cuando puso el punto y final a su narración, su padre ya había decidido lo que tenía que hacer.
El Mencey Sunta no tardó nada en ponerse en contacto con el Guadameñe (sumo sacerdote), y transmitirle lo que le había contado su segundo hijo Ancor. Pidió al sumo sacerdote que convocase a los mayores en el Tagoror (lugar de reunión), pues todos debían de conocer lo acontecido en el sueño. Los miembros de la asamblea, según iban enterándose de los pormenores que les relataba el Guadameñe, todos sin excepción, se les iba poniendo un rictus de amargura en sus rostros. A la hora de buscar una solución sobre el problema acaecido, no hubo ninguna discrepancia, todos lo tenían muy claro. Por unanimidad la posible solución se había buscado.
Como parte muy importante del problema, para encontrar una respuesta, Ancor fue enviado a la montaña sagrada de Achamán, el lugar sagrado de la tribu. Al llegar a lo más alto de la montaña, en la plataforma orientada hacia el mar, doblegó su condición de Amazigh (hombre libre) y rogó a su Dios que lo iluminase. Cuando levantó su cabeza y miró fijamente hacia el mar, pudo entender con claridad su sueño:
“Dentro de unos pájaros grandes de blancas alas vendrán a la isla, por el mar, otra gente que se habrán de enseñorear de ella...”
N.A.
Achimencey (noble)
Mencey (rey)
Menceyato (territorio)
Guadameñe (sumo sacerdote)
Tagoror (recinto circular de piedra, lugar de reunión)
Amazigh (hombre libre)
Achamán (Dios)
Comentarios
¡qué bueno!
te mando flor de abrazo
Un abrazo Balango.
Hasta otra,
Por el Arlequín Fantasma.
Un intenso sabor a mundo sereno y bello, virgen, inocente, y un mensaje final con sabor amargo.
Destilan belleza tus palabras, me invitas a viajar y me quedo en ese paraíso hasta que aún exista.
Besito.
Muy bueno el relato
Un saludo
Ojalá no se le cumpla.
Un abrazo.
De alguna manera me recordó la llegada de hispanos a las costas americanas en sus casas flotantes y lanzas que escupían fuego.
Un gran abrazo, poeta y escritor amigo.
Un abrazo.
Un placer leerte este sábado.
besos
y el augurio se cumplió...
a brazos
Los sueños sueños son, pero ese creo que sí se cumplió.
Un abrazo.