EL JARDIN DEL DESCANSO
Mr Harris examinaba detenidamente el catálogo que le habían dado en la agencia de viajes, se detuvo en seco, en el apartado de Canary Islands, más concretamente en la isla de Tenerife. No tuvo ninguna duda de lo que iba hacer, ipso facto, se dirigió a la agencia de viajes, pero no conseguía entender el impulso de premura de comprar el billete tan pronto.
El lugar vacacional lo tenía muy claro, en un pálpito algo extraño, eligió el Puerto de la Cruz en el norte de la isla. Compró billete y reservó hotel para el día siguiente, el lugar elegido fue el hotel Tigaiga, un lugar de ensueño según lo que leyó en el catálogo, ubicado en el centro del parque Taoro.
Según entró por la puerta principal del parque en dirección al hotel, le invadió una sensación extraña, muy rara. No sabía si la memoria le traicionaba, o se había vuelto loco, pues le daba la impresión de que ya había visto anteriormente el parque, y que conocía perfectamente todo su contenido. Cosa que no entendía, pues lo visitaba por primera vez.
Giró su cabeza a la izquierda pudiendo ver la biblioteca inglesa, donde había pasado muchas y agradables tardes. Pensó para sí mismo, ahora pasaremos por la iglesia anglicana (All Saints Church), donde oía con mucho fervor los sermones del reverendo Reid. Según se adentraba en el parque su pulso se aceleró a un ritmo increíble, pudo contemplar aunque no con todo su esplendor de antaño, al Nuevo Grand Hotel y Sanatorium del Puerto de Orotava; que seguía manteniendo los jardines franceses e ingleses, pero no tan profusos y bellos como los de antes. Pero lo que le traía los mejores recuerdos, sin duda ninguna, era El Camino la Sortija, donde había dado muchos paseos con pláticas muy interesantes, en compañía de las damas más hermosas.
El grado de ansiedad le aumentaba, cada vez se hallaba más intranquilo y con el espíritu conturbado. Desconocía lo que le ocurría y no entendía el motivo de su desasosiego. Sin dilación dirigió sus pasos hacia los jardines de la iglesia anglicana, muy preciso en su exploración, no tuvo ningún problema en encontrar lo que buscaba. El Jardín del Descanso, se ubicaba en una de las esquinas. Lleno de pequeñas lápidas, evidenciaba que se hallaban en el descanso eterno. De pie en una de ellas, con la cara muy lívida, leyó lo que contenía la inscripción:
In loving memory of captain James Harris
Born 14-2-1880 Brighton- England
Dead 20-11-1911 Puerto de la Cruz- Tenerife
Leía la inscripción de su propia muerte, pues llevaba cien años muerto.
Comentarios
Un abrazo!!
En una lápida pone una inscripción que me parece genial: "HASTA LUEGO", nada más, ni nombre ni fecha.
Besitos amigo Balamgo.
Un abrazo.
un fuerte abrazo. Me gustó mucho hoy en particular pasarme por aquí.
Um prazer passar por tua casa para te ler.
um abraço
oa.s