Mires de donde mires, últimamente siempre veras lo mismo, excepto si lo de subir escalera lo realizas en Alemania, entonces la prepectiva es diferente...un saludo.
Visto desde arriba todo parece más relativo, las dimensiones cambian y uno puede soñar con sentirse el rey del mundo, pero mucho me temo que hasta soñar se ha puesto complicado.
Un abrazo!!
Anónimo ha dicho que…
me parece que lo unico que conseguiras subiendo la escalera sera cansarte! al menos si te quedas abajo tienes posicion estrategica y algo que hacer...si subes solo puedes retroceder...como todo lo demas..
Poco a poco, habrá que averiguarlo mientras se contemplan las vistas del viaje que es lo importante, arriba lo de siempre o peor cada día, me temo. Sin embargo, merece la pena el riesgo de la curiosidad aunque te tomen por primo. Besitos Balamgo
Subiendo, al menos, cambiará la perspectiva, aunque creo que lo único que contemplarán nuestros ojos, al tener una visión global, será una mayor cantidad de miseria. Un abrazo.
Pues no sé yo si nada nuevo habrá. Una nueva perspectiva, tal vez... Ojo con los peldaños porque muchas veces son resbaladizos y la tabla del final está podrida. Tortuga, sube pero afianza lo que dejas abajo... no sea que al bajar ya no tengas suelo en el que apoyarte. Me estoy haciendo vieja???
Un día habrá una isla que no sea silencio amordazado. Que me entierren en ella, donde mi libertad dé sus rumores a todos los que pisen sus orillas. Solo no estoy. Están conmigo siempre horizontes y manos de esperanza, aquellos que no cesan de mirarse la cara en sus heridas, aquellos que no pierden el corazón y el rumbo en las tormentas, los que lloran de rabia y se tragan el tiempo en carne viva. Y cuando mis palabras se liberen del combate en que muero y en que vivo la alegría del mar le pido a todos cuantos partan su pan en esa isla que no sea silencio amordazado. Ella había nacido para el mar. Las curvas de su espalda, desde muy pequeñita, tenían cumpleaños de olas. Se despertaba con rumores de playa en los costados, con sus cabelllos de alga en las arenas y el pez de la sonrisa nadándole los labios. Crecíase hacia dentro, hacia sus libertades submarinas, que tomaban el sol abriéndole los ojos en tirones de sueños y resacas. Por la noche soñaba con sirenas. Un día se fue al
El árbol de Ardilla Roja En el supermercado, el carro de la compra empujado por dos manos firmes enfilaba el pasillo con determinación. La persona que lo guiaba sabía lo que buscaba, lo tenía muy claro, sus deseos no eran ambiguos; iba a comprar fruta. Le apetecía comer fruta, por tanto se dirigía al expositor de la fruta. Al llegar a él, se paró y con mirada escrutadora e intensa, hizo un primer análisis de lo que veía: toda la fruta estaba muy apetecible. Pero su mirada se detuvo en lo que tenía en la mente: una hermosa manilla de plátanos. ¡Eran una maravilla de plátanos! Como los había imaginado: grandes, gordos y bien proporcionados. Se atrevió con las yemas de los dedos a tocar uno; lo encontró duro y consistente. Aún no estaban maduros, pero se conservarían mejor. No le gustaban los plátanos fofos. Los prefería tal como estaban, duros y todavía verdes. Pasados unos días, estaran maduros. Leyó la pegatina que tenía pegada la manilla, se tranquilizó y relajó eran de Canarias. S
Comentarios
Un abrazo
Abrazos.
Un abrazo
Un abrazo!!
al menos si te quedas abajo tienes posicion estrategica y algo que hacer...si subes solo puedes retroceder...como todo lo demas..
Saludos
Besitos Balamgo
Un abrazo.
besos y abrazos
Un abrazo y un café.
Besos.